Depresión

Recuerda
  • La depresión influye en tus sentimientos, conductas y pensamientos.
  • Si te sientes triste la mayor parte del tiempo, y esto dura dos o más semanas, consulta a tu médico.
  • El tratamiento contra la depresión puede incluir terapia y medicamentos.
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depressed girlLa depresión es un estado psicológico que influye en tus sentimientos, conductas y pensamientos. Puedes tener sentimientos de tristeza o irritabilidad, falta de energía, sentimientos de desesperanza o inutilidad o pensamientos tristes sobre ti o tu vida. Incluso puedes sentir que tu vida no merece la pena o puedes pensar en hacerte daño. La depresión también puede afectar a tu salud física: puedes tener dolores en todo el cuerpo o en zonas específicas, como el estómago. Puedes tener dolores de cabeza, problemas para dormir, comer o concentrarte o no ser capaz de precisar qué es lo que te entristece.

¿Quién se deprime?

La depresión afecta a niños, adolescentes y adultos de todas las edades. Nadie sabe el número exacto de adolescentes que sufren depresión, pero sí sabemos que afecta a un gran número de adolescentes, de cualquier género, etnia y raza. A veces, la depresión es el resultado directo de una situación estresante o preocupante y, otras veces, aparece cuando menos se espera. Es importante entender la diferencia entre sentirse triste o “melancólica”, que son sentimientos típicos que todo el mundo experimenta, y tener lo que se llama ‘depresión clínica’.

¿Cuáles son los síntomas de la depresión clínica?

Podrías tener los siguientes síntomas:

  • Sentirte triste o “vacía” la mayor parte del tiempo (estos sentimientos pueden ir y venir, pero duran al menos dos semanas).
  • No tener ganas de hacer cosas que antes disfrutabas, como hacer deporte, salir con los amigos o estudiar. Divertirse puede ser más difícil que antes.
  • Sentirte irritada la mayor parte del tiempo (las cosas te ponen de los nervios con más facilidad) o puedes enfadarte o perder el temperamento con más facilidad.
  • Sentirte cansada o con menos energía o estar inquieta y nerviosa.
  • Notar cambios en tus hábitos alimenticios. Puedes comer más o menos que antes de que empezaras a sentirte deprimida.
  • Tener cambios en tu sueño, ya sea dormir mucho más o mucho menos de lo que solías o tener problemas para dormirte o despertarte.
  • Sentir dificultad para concentrarte y tomar decisiones.
  • Sentirte mal contigo misma o cualquier cosa que hagas.
  • Sentirte a menudo culpable por las cosas que haces o dejas de hacer.
  • Sentir que las cosas nunca mejorarán.
  • Tener pensamientos de no querer vivir o de hacerte daño o haber intentado hacerte daño.
  • Consumir drogas o alcohol o tener otros comportamientos riesgosos.

¿Cómo puedo saber si tengo depresión o si solo estoy triste?

Es normal sentirte deprimida o triste a veces. Sin embargo, si tienes algunos o todos los síntomas mencionados en el punto anterior la mayor parte del tiempo durante al menos dos semanas, podrías tener depresión. Si estás deprimida, puedes o no notar cambios en ti, pero, normalmente, las personas cercanas a ti notarán un cambio. Del mismo modo, si alguien cercano a ti tiene depresión, puedes notar un gran cambio en el comportamiento o el estado de ánimo de esa persona.

No hay exámenes de laboratorio que puedan demostrar que tengas depresión, como sí las hay para enfermedades, como la faringitis estreptocócica o la diabetes. Sin embargo, si crees que puedes tener depresión, vale la pena hablar con alguien sobre ello. Un profesional, tu médico o un consejero podrá hacerte las preguntas adecuadas para ayudarte a decidir si estás atravesando un período de tristeza o si sufres depresión.

¿Cuáles son los efectos de la depresión?

La depresión tiene muchos efectos diferentes y fuertes.

La depresión puede causar lo siguiente:

  • Hacer más difícil la actividad en el trabajo o la escuela.
  • Hacer más difícil entablar amistades y mantenerlas. También puede hacer más difícil llevarse bien con miembros de la familia.
  • Afectar a tu salud física. Por ejemplo, puedes sentirte cansada o decaída todo el tiempo.
  • Hacer que te sientas tentada a recurrir a las drogas, el alcohol o el sexo como forma de escapar de tus sentimientos.
  • Hacer que te sientas extremadamente irritable y que actúes de maneras que puedan causarte problemas, como gritar o pelear.
  • Causar problemas de atención, lo que puede llevarte a tener accidentes de tráfico y cometer otros errores.
  • Provocar lesiones graves e incluso el suicidio si no se trata.

¿Qué causa la depresión?

Nadie sabe con certeza qué causa la depresión. Lo más importante es saber que no es tu culpa si tienes depresión. Es más probable que la depresión sea producida por una combinación de cosas, algunas de las cuales tienen que ver con las sustancias químicas del cerebro y otras con lo que está ocurriendo en tu vida. Algunos de los factores que pueden suponer riesgo de depresión son los siguientes:

  • Genética: Si otras personas de tu familia sufren depresión, es posible que tengas genes similares y seas más propensa a deprimirte.
  • Problemas familiares: Una pérdida importante en tu familia o un conflicto entre tus familiares puede hacer que te sientas deprimida.
  • Sentirte mal sobre ti: Si te menosprecian, maltratan o descuidan constantemente o si tienes dificultades en la escuela u otras actividades, puedes ser más propensa a sentirte deprimida.
  • Sentirte sola: Sentir que eres diferente a los demás o que tus amigos y familiares no te entienden ni te apoyan puede hacerte sentir deprimida. Algunos ejemplos de personas que pueden sentirse solas o aisladas de los demás son los adolescentes que acaban de romper con un novio o novia, los adolescentes con problemas médicos o los adolescentes cuyos padres o familiares están pasando por un momento difícil. Los adolescentes que se identifican como LGBTQ+ y que pueden estar luchando por salir del armario con sus amigos y familiares o experimentando acoso u otros comportamientos abusivos como resultado de su identidad pueden ser especialmente susceptibles a la depresión.

Estos son solo algunos ejemplos comunes, pero hay muchas circunstancias que pueden conducir a la depresión. Es posible que experimentes muchas de estas cosas y, sin embargo, no te sientas deprimida. O puede que no tengas ninguno de estos problemas y aun así te sientas deprimida.

Es importante que hables con alguien cualificado para ayudarte si crees que tienes depresión. Un adulto de confianza, como un padre/tutor, un profesor, un consejero, una enfermera, un médico o un clérigo puede ayudarte a encontrar al consejero adecuado. Tu compañía de seguros médicos tiene listas de proveedores de salud mental organizados por especialidad, así que puedes preguntar por un consejero que trabaje con adolescentes. Si alguna vez piensas en hacerte daño o si tienes pensamientos suicidas, es extremadamente importante que se lo digas a alguien de inmediato y que consigas ayuda para mantenerte a salvo: siempre puedes llamar al 911 o ir a una sala de emergencias.

¿Qué debo hacer si tengo depresión?

Si crees que tienes depresión, puede ayudarte contárselo a un amigo, pero, también, es muy importante que hables con uno de tus padres o con un adulto con el que te sientas cómoda. Los amigos son estupendos para hablar y, a menudo, son de gran ayuda, pero para aconsejar sobre temas serios, especialmente los que tienen que ver con la seguridad, es importante hablar con un adulto. Si no te sientes cómoda para decirle a un adulto que estás deprimida por tu cuenta, puedes pedirle a un amigo que te acompañe cuando hables con alguien o que te ayude a encontrar a alguien de confianza.

Adultos con los que puedes sentirte cómoda para hablar de tu depresión:

  • Padre, tutor u otro familiar adulto
  • Profesor o entrenador
  • Consejero escolar
  • Médico
  • Pastor, sacerdote, rabino u otro clérigo

Cualquiera de estos adultos debería poder ayudarte a encontrar a un profesional que trabaje con adolescentes que sufren depresión. Si se lo cuentas a una de estas personas, y no pueden conseguirte ayuda, díselo a otra. ¡Tú eres la que mejor conoce tus sentimientos!     Incluso los adultos pueden tener dificultades para aceptar que un adolescente tiene depresión o quizá ellos no saben qué hacer.

Si afrontar algo durante dos semanas te está costando más de lo normal, es importante que hables con alguien. Reunirte con un consejero puede ayudarte a saber cómo enfrentar lo que estás pasando.

¿Qué pasa si tengo pensamientos suicidas?

1-800-273-TALK (8255) / Idiomas asiáticos: 1-877-990-8585

www.suicidepreventionlifeline.org

Otras Lifelines de prevención específicas:

  • Asian LifeNet (disponible en cantonés, mandarín, japonés, coreano y fujinés): 1-877-990-8585
  • Línea directa (durante las 24 h) (877) 990 8585
  • DeQH (línea directa para personas LGBTQ+ del sur de Asia/Desi) 908 367 3374
  • Línea de texto para crisis de personas de color: Envía un mensaje de texto a STEVE al 741-741 (preocupación por la salud mental)
  • Trevor LGBTQ Lifeline: 866-488-7386 o envía el texto “START” al 678-678 (suicidio)
  • Línea de texto para crisis – Envía un mensaje de texto con la palabra “START” al 741741
Debes recordar que hacerte daño o acabar con tu vida nunca es lo correcto o la solución y que hay personas que pueden ayudarte.

¿Qué debo hacer si creo que uno de mis amigos sufre depresión?

Si crees que tu amigo sufre depresión, debes intentar hacer que se lo cuente a un adulto, como un padre, un consejero escolar o un médico. Si tu amigo no quiere recibir ayuda, deberías hablar con un adulto de confianza. Esto es importante sobre todo si tu amigo te ha dicho a ti o a otro amigo cercano que no quiere seguir viviendo.

Puede que te preocupe que tu amigo se enfade contigo si se lo cuentas a un adulto. De hecho, puede que te haya pedido que no se lo cuentes a nadie. Sin embargo, debes recordar que es mejor que tu amigo se enfade contigo al principio por contárselo a alguien que arriesgarse a que acabe con su vida.

¿Cómo se trata la depresión?

Hay muchas clases de tratamiento contra la depresión. Decidir cuál es el tratamiento adecuado para ti depende del grado de dificultades que tengas, de las opciones de tratamiento que tengas a tu disposición, de los sentimientos de tu familia sobre cómo quieres afrontar la depresión y de las recomendaciones del médico.

  • Asesoramiento o terapia. El asesoramiento o la terapia (a veces llamados psicoterapia) pueden ayudar a tratar la depresión. Consiste en hablar de tus pensamientos, sentimientos y comportamientos en un entorno confidencial. Esto significa que el consejero no puede decirle a nadie de lo que hablan, a menos que tú o alguien más esté en peligro. Hablar con un consejero puede ayudarte a darte cuenta de que otra persona entiende cómo te sientes y que no estás sola. Cuando hablas de tus sentimientos con un consejero, aprendes a entenderte mejor y a encontrar nuevas estrategias para controlar tus síntomas. Cuando uno tiene depresión, es normal que veas a tu vida de una forma distorsionada. Por ejemplo, puedes pensar que no eres lo suficientemente buena, que no les gustas a los demás o que eres la causa de las cosas malas que están pasando. Un consejero puede ayudarte a aprender a ver estas situaciones de forma diferente. Reunirte con un consejero también puede ayudarte a encontrar formas de afrontar tu depresión y a comprender mejor las cosas que están sucediendo en tu vida. El asesoramiento puede realizarse de varias maneras. Puede hacerse con un grupo de adolescentes (‘terapia de grupo’); con un adolescente y su familia (‘terapia familiar’); o a solas con un terapeuta (‘terapia individual’). A veces, un adolescente participará en más de un tipo de asesoramiento a la vez o comenzará con un método y pasará a otro. Recuerda que tu consejero busca lo mejor para ti.
  • Medicación. Si la depresión está causando problemas importantes en tu vida o si sientes que el asesoramiento no te está ayudando lo suficiente, tu médico podría sugerirte medicación. Las sustancias químicas del cerebro son responsables de algunos síntomas de la depresión. Para muchas personas que sufren depresión, tomar medicamentos ayuda a cambiar los niveles de esas sustancias químicas. En ocasiones, la persona a la que acudas para recibir asesoramiento podrá recetarte medicamentos, como un médico, un psiquiatra o un enfermero. Otros asesores, como un trabajador social clínico o un psicólogo, no pueden recetar medicamentos, pero te remitirán a un profesional que sí pueda hacerlo. Si este es el caso, lo normal es que continúes con las sesiones con tu consejero y que veas con menos frecuencia al profesional que te receta los medicamentos. Hay muchos medicamentos diferentes para tratar la depresión, y es importante reconocer que, a veces, hay que tomar la medicación durante varias semanas antes de notar una diferencia en los síntomas. Si decides tomar la medicación, esto no quiere decir que vayas a tomarla durante el resto de tu vida. Una vez que te sientas mejor durante un tiempo, tu consejero y tu médico pueden hablar sobre la posibilidad de reducir la dosis o suspender la medicación. Recuerda que, aunque te sientas mejor, siempre debes hablar con tu médico antes de hacer CUALQUIER cambio con tu medicación. Es posible que te preocupe tomar medicamentos contra la depresión o que te preocupe lo que piensen los demás. Pero muchas personas han descubierto que la medicación es muy útil. Es muy probable que conozcas y respetes a alguien (como un profesor, un padre, un médico o un amigo) que también toma medicación contra la depresión. Tomar medicación contra la depresión es igual que tomar medicamentos contra un problema físico: es una forma de ayudarte a ti misma a mejorar.
  • Programas de día y hospitales. Si tu depresión se vuelve tan grave que tienes problemas en tu vida diaria o si estás pensando en acabar con tu vida, podrías necesitar más ayuda de la que pueden darte las sesiones regulares de asesoramiento. En este caso, puedes ingresar en un programa de día o en un hospital. En un programa de día, llegas por la mañana y pasas el día en asesoramientos, discusiones de grupo y actividades con profesionales de la salud mental y otros pacientes. En un hospital, recibes atención profesional durante todo el día y la noche. Ambos tratamientos pueden ser muy útiles para los adolescentes que tienen depresión grave. A veces, estas son opciones cuando te sientes deprimido por primera vez, o pueden ofrecerse si has tenido depresión durante un tiempo y las cosas no han mejorado. Un hospital es un lugar donde puedes recibir mucho apoyo y los profesionales de la salud mental pueden mantenerte segura. Los programas hospitalarios tienen actividades programadas para ayudarte a entender tus emociones y a averiguar cómo manejar los problemas de tu vida. A menudo, tu familia participará durante tu hospitalización y, también, recibirán la ayuda que necesitan.

 

Estrategias que pueden ayudar contra la depresión:

Una vez que te hayan diagnosticado depresión y estás iniciando (o considerando) algún tipo de tratamiento, es importante contar con una serie de estrategias que te ayuden a enfrentar la vida cotidiana.

  1. Hablar con un miembro de la familia o con otro adulto de confianza sobre tus sentimientos puede ser útil. A veces, las personas que forman parte de tu vida pueden parecer muy ocupadas, y puedes pensar que tus sentimientos no son tan importantes como para ocupar su tiempo, pero ¡sí lo son! Es práctico averiguar cuándo está más disponible tu familiar o adulto de confianza para poder pedirle que reserve algo de tiempo para hablar contigo.
  2. Intenta mantener el ritmo de tus actividades diarias, incluso cuando no te sientes que estás dando tu 100 %. Asegúrate de hacer al menos una cosa cada día que te guste e incluye en tu rutina diaria actividades que sepas que te ayudan a relajarte. Seguir una rutina es particularmente importante si tienes depresión.
  3. Comer alimentos saludables y mantenerte activa puede ayudar a mejorar tu estado de ánimo. Intenta hacer algún tipo de ejercicio al menos 30 minutos, de 3 a 4 veces por semana. También es importante mantener un horario de sueño regular.
  4. ¿Qué te aporta alegría, paz o felicidad? Escribir en un diario íntimo sobre tus sentimientos, crear arte, escuchar música y hacer deporte son algunos ejemplos de formas en las que te puede gustar expresarte o desahogarte. A menudo, ser capaz de expresar tus sentimientos y hacer cosas que te gustan mejorará tu estado de ánimo. Intenta hacer una lista de estrategias que sepas que te funcionan bien, y guárdala en un lugar de fácil acceso.

¿Hay algún servicio que pueda ayudarme en la escuela?

Sí. Habla con tu(s) profesor(es) u orientador para que puedan ayudarte a identificar servicios específicos que te ayuden a tener éxito en la escuela. También pueden informarte si tienes derecho a recibir servicios en virtud de la Ley de Estadounidenses con Discapacidades (ADA, por sus siglas en inglés). Esta ley exige que todos los centros de enseñanza (y los lugares de trabajo) de los Estados Unidos ofrezcan espacios a las personas con discapacidad para que puedan realizar sus tareas escolares y laborales. Existe un plan que las escuelas pueden establecer, llamado ‘plan 504’, para asegurarse de que recibas ayuda adicional, como tiempo extra en los exámenes o tareas o incluso un horario revisado para que no te retrases. También existe un Plan de Educación Individualizado (IEP, por sus siglas en inglés) que puede ayudarte, dependiendo de otros factores. ¡Sé tu propia defensora y no tengas miedo de pedir lo que necesitas! Tus profesores podrán conocerte mejor y podrán elaborar un plan personalizado contigo.

¿Qué más necesito saber?

La depresión es más común de lo que crees, y la mayoría de las personas que reciben tratamiento contra la depresión mejoran. Por desgracia, muchas personas que sufren depresión no buscan ayuda. Algunas personas piensan que buscar tratamiento es un signo de debilidad. Otras temen ser consideradas “locas” por acudir a un consejero o tomar medicamentos. Algunas personas creen que sus pensamientos y sentimientos no son lo suficientemente importantes como para preocupar a los demás o que no son asunto de nadie. ¡No dejes que estas opiniones se interpongan en tu camino! La depresión es real, y con ayuda PUEDES mejorar.

Recuerda que eres una persona valiosa que merece ser escuchada y comprendida. Tomar la decisión de buscar ayuda es el primer paso para superar la depresión y ser tu mejor versión. Si ALGUNA VEZ sientes que podrías hacerte daño o acabar con tu vida por sentirte deprimida o desesperada, DÍSELO A ALGUIEN (a un familiar, a un adulto de confianza, a un consejero escolar o a un profesional de la salud, por ejemplo), llama al 911 o acude a la sala de emergencias más cercana para pedir ayuda.

También puedes acudir a la siguiente línea de ayuda:

Lifeline para la prevención del suicidio

1-800-273-TALK (8255)

www.suicidepreventionlifeline.org

Para los samaritanos, llama o envía un mensaje de texto al (877)870-4673

 


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